Seminario Conciliar de México

Historia

El III Concilio Provincial Mexicano celebrado en 1585 hablaba ya sobre la fundación del Seminario Conciliar como lo pedía el Concilio de Trento. En 1592 Felipe II de España, expidió una Cédula Real donde ordenó la fundación de seminarios en todos los virreinatos de la Nueva España. En 1697, el Arzobispo Aguiar y Seijas emitió las primeras Constituciones para el Seminario Conciliar de México. El 18 de octubre del mismo año bendijo el inicio de clases de gramática y moral, considerándose ésta la erección canónica y la apertura. Con el paso del tiempo se fueron agregando nuevas cátedras a la enseñanza de la filosofía y teología, a la par de las constantes renovaciones de las constituciones que servían de reglamentación interna.

El periodo que corre de principios del siglo XVIII y parte del XIX puede ser considerado con el de la definición y maduración institucional del Seminario. Con la promulgación de las Leyes de Reforma en 1860, el Seminario fue protagonista de los cambios socio políticos del país. El Seminario, junto con la Iglesia, vivió todo una época de tensiones por la conformación republicana del México Moderno. A partir de 1914 sufrió con más rigor una persecución contra la Iglesia por parte de los gobiernos post revolucionarios. Habiendo tenido instalaciones en Mixcoac, Tacubaya y otras casas alquiladas en Temascalcingo, Valle de Bravo y San Juan Teotihuacan, fue hasta 1940 cuando se entregó la casa de Moneda 2 en Tlalpan para la construcción de la nueva sede.

El Seminario Menor dejó Temascalcingo, ocupando su nueva sede el 10 de abril del mismo año en las actuales instalaciones de la Casa Huipulco. El Seminario obtuvo un notable auge en materia de educación y formación sacerdotal tras el Concilio Vaticano II, con la apertura del Colegio de Bachilleres, primero en Huipulco y luego en Xochimilco en 1966. Le seguiría la fundación del Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos un año después.

La historia tricentenaria del Seminario conciliar de México nos permite hacer conciencia del valor de la misión profética de la Iglesia. En el siglo XXI, la memoria quiere mencionar a todos los actores de esta historia integrada por arzobispos, reyes, virreyes, órdenes religiosas, cardenales, rectores, formadores, constructores, intelectuales, alumnos y Pueblo de Dios que han contribuido a eslabonar este proyecto de fe y de salvación en la Iglesia.

cfr. http://www.conciliar.mx/el-seminario/historia


Trabajos de investigación (etapa Teológica)